Colores por todos lados. Los robles cubren los laderas que ascienden hacia lo alto, y al borde del río un imponente bosque de galería acompaña el ir del auga camino del mar. Sombra, humedad y una exuberante vegetación: el hábitat ideal para muchos seres vivos, como la salamandra rabilarga o el lirón.
Los bosques de ribera o ripisilvas flanquean una gran parte de los cauces fluviales y por su extensión, naturalidad y estado de conservación constituyen una de las mejores muestras de este tipo de formaciones forestales en Galicia. En el Eume se produce el tránsito entre el dominio de las ripisilvas galaico-portuguesas (asociación Senecio bayonensis-Alnetum glutinosae) y las galaico-asturianas septentrionales (asociación Valeriano pyrenaicae-Alnetum glutinosae), caracterizadas por la abundancia de alisos (Alnus glutinosa), con los que se entremezclan sauces (Salix atrocinerea), fresnos (Fraxinus excelsior y Fraxinus angustifolia) y arraclanes (Frangula alnus), entre otras especies arbóreas.
Estos bosques albergan un gran número de táxones escasos o de distribución marginal. Además de algunas de especies arbóreas poco comunes en la Galicia costera, citadas antes, es preciso mencionar, entre las angiospermas, a Narcissus cyclamineus, Narcissus asturiensis, Narcissus triandrus, Allium victorialis, Inula conyza, Luzula sylvatica subsp. grandulosa, etc. Además, los robledales y avellanedas de las vaguadas por debajo de los 400 m de altitud, sobre todo, son un refugio de excepcional relevancia para la flora pteridológica; así, se conoce un total de 28 táxones de helechos, incluyendo varios relictos macaronésicos amenazados y restringidos a muy pocos lugares en el ámbito ibérico e incluso mundial, como Culcita macrocarpa (considerada En Peligro en el Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España), Dryopteris guanchica, Cystopteris viridula, Vandeboschia speciosa, Hymenophyllum tumbrigense, Davallia canariensis, Woodwardia radicans y Dryopteris aemula.
Mirlo acuático (Cinclus cinclus).
La herpetofauna, integrada por 13 especies de anfibios y 10 de reptiles, es uno de los valores faunísticos principales del LIC. De hecho, las Fragas do Eume han sido recientemente incluidas en el inventario de áreas importantes para la herpetofauna española (Dirección General de Conservación de la Naturaleza, 2004) e incluyen hasta 10 táxones con distinto grado de endemicidad. Importantísima población de la salamandra rabilarga (Chioglossa lusitanica), endémica del noroeste ibérico. También se encuentran el tritón ibérico (Lissotriton boscai) y la rana patilarga (Rana iberica), ambos también endémicos de la Península, que coinciden con elementos eurosiberianos como la rana bermeja (Rana temporaria). Entre los reptiles, además del lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi), endémico pero abundante, es especialmente destacable el núcleo a baja altitud de la lagartija serrana (Iberolacerta monticola).
Entre la avifauna, con más de 100 especies conocidas, destaca la existencia de una considerable variedad de aves rapaces nidificantes, incluyendo entre otras al halcón abejero (Pernis apivorus), azor (Accipiter gentilis), gavilán (Accipiter nisus), águila culebrera (Circaetus gallicus), aguilucho cenizo (Circus pygargus) y halcón peregrino (Falco peregrinus). Casi todas las especies de rapaces nocturnas han sido detectadas en el ámbito del LIC, sobresaliendo la presencia de búho real (Bubo bubo) y la elevada densidad que presenta el cárabo común (Strix aluco). Además de los halcones y búhos, el avión roquero (Ptyonoprogne rupestris), la golondrina dáurica (Hirundo daurica) (rara en la Galicia costera) y el cuervo (Corvus corax) son las especies más características de los roquedos. El mirlo acuático (Cinclus cinclus), la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea) y el martín pescador (Alcedo atthis) caracterizan a la avifauna propia de los cauces fluviales. Los bosques, campiñas y matorrales albergan una gran variedad de aves terrestres, destacando por su abundancia los páridos (Parus spp.) y reyezuelos (Regulus ignicapillus) y el camachuelo (Pyrrhula pyrrhula), entre otras muchas.
Por su riqueza (al menos 40 especies) y por la existencia de diversas especies infrecuentes y de distribución muy localizada, las Fragas do Eume son el enclave más notable para la fauna de mamíferos en la Galicia baja. Entre las especies propias de áreas montanas destacan, por ejemplo, la marta (Martes martes) y el musgaño patiblanco (Neomys fodiens). Este último, juntamente con el desmán ibérico (Galemys pyrenaicus) y la nutria (Lutra lutra), ambos incluidos en el Anexo II de la Directiva Hábitats y con buenas poblaciones en la zona, están vinculados a los numerosos cursos de agua. Otros carnívoros de gran interés citados en la zona son el gato montés (Felis sylvestris), el armiño (Mustela erminea), el turón (Mustela putorius) y la garduña (Martes foina). El lobo (Canis lupus) muestra una presencia regular en las zonas altas del LIC. Aunque los quirópteros están poco estudiados, la existencia de múltiples refugios permite suponer la existencia de una rica comunidad; una de las pocas citas del raro murciélago ratero bigotudo (Myotis mystacina) fue obtenida en este espacio natural. Tras décadas de casi desaparición, el corzo (Capreolus capreolus) y el jabalí (Sus scrofa) están hoy día bien representados, así como la liebre (Lepus granatensis) en las áreas altas de matorral, mientras que el ciervo (Cervus elaphus), procedente de escapes de cautividad, ya ha llegado a reproducirse dentro del espacio natural.
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